¿Se puede evaluar más que conocimientos memorísticos con los reactivos de opción múltiple?

En la práctica educativa contemporánea, evaluar de forma justa, válida y eficaz sigue siendo uno de los grandes desafíos. En este contexto, los reactivos de opción múltiple (ROM) se mantienen como una de las estrategias evaluativas más utilizadas, especialmente por su potencial de corrección automatizada, su versatilidad y su aplicabilidad en pruebas de gran escala. Sin embargo, también son objeto de críticas cuando se emplean de forma mecánica o sin fundamentos pedagógicos sólidos.
Contrario a la creencia de que este tipo de reactivos solo sirve para medir conocimientos memorísticos, los ROM pueden diseñarse para evaluar diversos niveles cognitivos, incluyendo la comprensión, la aplicación, el análisis y la síntesis, siempre que se respeten los lineamientos técnicos y pedagógicos en su construcción. Un reactivo mal formulado puede generar ambigüedad, inducir al error sin sentido o dejar fuera el verdadero desempeño del estudiante. En cambio, un reactivo bien diseñado puede ofrecer información precisa y objetiva sobre el aprendizaje alcanzado.
El CENEVAL (2022), una de las instituciones líderes en evaluación educativa en América Latina, establece criterios claros para la construcción de ROM, entre ellos: bases redactadas con claridad y suficiencia, opciones de respuesta gramaticalmente homogéneas y distractores plausibles, basados en errores frecuentes y no en ocurrencias arbitrarias. Además, destaca que la elaboración de reactivos exige coherencia con el nivel cognitivo, alineación con los aprendizajes esperados y validez técnica, lo que refuerza la idea de que esta tarea no puede improvisarse.

En la actualidad, las herramientas de inteligencia artificial (IA) ofrecen apoyo valioso en este proceso, permitiendo generar versiones preliminares de reactivos, revisar redacción, analizar la calidad lingüística o incluso generar variantes para pruebas paralelas. Sin embargo, la automatización de la evaluación no puede sustituir el juicio profesional del docente. La IA puede agilizar procesos, pero el control pedagógico y ético del instrumento debe seguir en manos del educador.

Por tanto, el diseño de reactivos de opción múltiple no es una tarea menor: es una habilidad docente clave para garantizar una evaluación congruente con lo que se enseña y con lo que realmente se espera que los estudiantes logren. Si se diseña con técnica, intención y sentido formativo, el ROM se convierte en una poderosa herramienta para promover aprendizajes significativos y evaluar con equidad y precisión.
Referencias
- Anderson, L. W., & Krathwohl, D. R. (2001). A taxonomy for learning, teaching, and assessing: A revision of Bloom’s taxonomy of educational objectives. Longman.
- CENEVAL. (2020). Manual para la elaboración de reactivos de opción múltiple. Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior.
- Rodríguez Gómez, G., & Ibarra Sáiz, M. S. (2011). Evaluación educativa: competencias y calidad en contextos de aprendizaje. Narcea.